Violet & Finch: un boom que trae a todos dando vueltas.



Título: Violet & Finch

Autora: Jennifer Niven

Editorial: Destino

Páginas: 400

Libro único



Violet está rota. Finch está roto. ¿Pueden dos mitades rotas reconstruirse? Esta es la historia de una chica que aprende a vivir de un chico que pretende morir; de dos jóvenes que se encuentran y dejan de contar los días para empezar a vivirlos.




¿Eres un cobarde por acabar con tu vida, o por no tener la fuerza suficiente para hacerlo?

Siempre me he hecho esta pregunta. Mires por donde lo mires, siempre habrá una persona que se incline en uno de estos lados. Dirán las mismas cosas y pensaran lo mismo: que son egoístas, que no piensan en su futuro o en sus familiares. 

Violet y Finch es un libro que ha dado mucho que hablar el último año. Presenta a dos adolescentes con problemas muy diferentes, pero que los une un mismo fin: el intento de suicidio. 

Ahora que ha salido la película, más de uno estará interesado en conocer más a fondo esta historia. Personalmente, no me gusta mucho la adaptación porque han dejado de lado muchos puntos importantes, en fin, este es un problema que seguirá presente durante mucho tiempo y los lectores no podremos hacer nada por ello. No por el momento. Es difícil transmitir una historia al pie de la letra, imposible a decir verdad. Pero, aquí vamos...

Por un lado tenemos a Violet, una chica popular y hermosa que ha perdido a su hermana mayor en un accidente de tránsito. Por el otro, está Finch, un chico raro al que todos llaman friki y repudian por su obsesión con la muerte, y sus intentos de acabar con su vida. 

Ambos están rotos y ambos deben aprender a vivir alejándose del dolor, deben conocer que existen muchas otras cosas por las cuales se puede seguir viviendo. Al principio, esto parece ser cualquier otra novela juvenil, pero a medida que avanza comenzamos a notar la gran complejidad que acarrea la prosa de Jennifer Niven; esta autora que está tratando temas como la depresión juvenil, los intentos de suicidio, la pérdida de un ser amado, las etiquetas sociales y él bullying. 

En los últimos años este tipo de temas se ha hecho bastante popular porque retratan una verdad de la que muchos no pueden escapar. Sin embargo, este libro se muestra con una gran pureza a pesar de la gran dureza que está proponiendo. 


Violet ha perdido a su hermana y no sabe cómo seguir adelante sin ella, su dolor se debe a que cree ser la culpable de la muerte de Eleonor. Ha dejado de sentirse feliz porque cree que es un sacrilegio de su parte ¿Cómo no sentirnos de esta forma cuando perdemos a alguien que amamos? El hecho de ser los sobrevivientes pega tanto como la propia muerte, nos sentimos intrusos en la vida sin saber la razón de nuestra estancia en ella, deja de tener color con la pérdida de otro, de un amado. 

Violet está apunto de romperse por completo cuando Finch la rescata de su agujero y la trae a la vida poco a poco enseñándole todo lo bueno que una existe, y que puede hacer no solo por su bien sino para honrar la memoria de su hermana. Si ella no ha logrado vivir, no hay razón para que Violet experimente la vida por ambas.

Finch, ni siquiera recuerda el momento en el que se rompió. Está lidiando con su depresión desde que puede recordar, lo hace solo y sin más ayuda que la suya propia. Los años han transcurrido y el agujero depresivo en el que se ha sumergido se hace más profundo. No puede pensar en otra cosa que el suicidio, pero cuando conoce a Violet un instinto protector aparece en él, en parte porque no quiere que ella se sienta de la misma forma que él. Así comienza su travesía por enseñarle a vivir. 

Él también está viviendo a través de ella, absorbe la poca felicidad que logra ocasionales porque en cierta forma lo hace sentir mejor consigo mismo. Eso no cambia todos los problemas que Finch ya tiene, siguen allí, merodeando hasta encontrar una forma de hacerlo estallar. No importa lo feliz que te sientas, no importa que tengas un buen momento o dos, el problema no desaparecerá porque te sientas enamorado. 

Jennifer Niven, para mí, deja claro que el problema con la depresión clínica es que evita que algunos sean salvados. Muchos están rotos, dañados y llenos de profundas grietas que intentan tapar con banditas para sentirse bien. 

En la vida real, en la cruda y atemorizante vida real, la bandita no sirve de nada. No funciona. Por eso, tomamos decisiones para acabar con nuestro dolor. Simple. Rápido. No podemos detenernos a pensar en los demás porque en medio de una crisis ellos no tienen cavidad, no son suficientes para apagar el fuego que los está consumiendo por dentro.

Este libro señala con un dedo a todos aquellos que somos testigos de estos comportamientos y no hacemos nada por ayudar, no nos importa echar más leña al fuego porque creemos que solo es una llamada de atención. El problema radica que la llamada no está siendo atendida, hacemos oídos sordos ante el grito de ayuda, pero no arrepentimos y vamos con la cola entre el rabo a dar el pésame olvidando nuestra participación en estos casos.


Está mal decir que un niño no tiene derecho a estar enojado o triste solo porque tiene todo lo que quiere, solo porque es pequeño y no entiende el mundo. Esta es una enfermedad que no discrimina, solo ataca y se asegura de dejar una marca en todos. 

Nos vemos en otra reseña. 


Comentarios

Entradas populares